ponerme a prueba.


El otro día quedé con una persona que es espía del blog.
Tras conocernos en persona, tuvo la curiosidad por saber qué escribía y sobre qué. Después de leer varias entradas, decidió ponerme a prueba sin yo saberlo, queriendo comprobar si hablo igual que escribo (complicado), si lo que escribo es real (más complicado aún), o simplemente os vendo humo (lo más seguro). 

Por varios comentarios inconscientes que solté, creo que comprobó que realmente sobre lo que escribo, es sobre lo que vivo; que lo que intento cada día es sacar ese lado bueno que tiene, no porque necesite actualizar mi espacio en la red, ni por el compromiso que me creé al querer buscar ese "lado bueno de las cosas" al  menos durante un año; si no porque realmente así soy yo. De las que sin saber muy bien porqué, se pone a cantar una canción por casa, mueve los pies en el metro porque le gusta una canción, sonríe a desconocidos porque se acuerda de algo gracioso o disfruta por descubrir sitios nuevos en Madrid. De esas que se empeñan en ser más feliz cada día, aunque cueste verlo y haya que rebuscarlo en la oscuridad, eso sí, siendo objetiva ante los hechos que ocurren y no viviendo en un mundo paralelo de chocolate y regaliz rojo. 

Entre muchas preguntas, porque aquello fue casi un interrogatorio mutuo; confesé que dejaría de escribir, cuando fuera incapaz de ver esas cosas y cuando crea que os estoy engañando tanto, como a mi misma. Porque un blog personal tiene que así: sincero (en cuanto al tiempo y la finalidad del mismo, aunque haya días en los que sea mejor no escribir o haya entradas que no se publiquen por ir en contra de la "línea editorial" que se decidió al iniciarlo); porque buscar lo bueno no quiere decir, no tener días malos; porque aunque eso fuera maravilloso, no sería cierto. 

Ser positivo, se consigue con trabajo. Aprender a barrer, como digo siempre, se consigue barriendo, aunque al principio no sepas ni cómo sujetar el palo de la escoba con dos manos. Hablar en tu vida diaria con esa visión subjetiva 100%, que ayuda a que las cosas sean más fáciles o al menos más llevaderas, sólo se consigue cambiando el color de los cristales con que se mira la vida.

La semana que viene me voy a caminar. Emprendo una gran aventura hacia Santiago de Compostela. Necesito respirar aire puro, desconectar del bullicio de Madrid y por qué no decirlo, buscar un poco el norte. 
Resetearme, como dirían los Meyers.
Porque una cosa es tener fe en el ser humano, y otra es que otros seres humanos te demuestren no que sólo tienes Fe, si no que puedes seguir confiando en la especie.
Buenas tardes y buen camino.


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